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La Semana Santa

Como es de todos conocido la llamada “Semana Santa” se celebra por el pueblo católico alrededor del mundo como la mayor de las celebraciones religiosas en todo el año. Millones de personas dedican por lo menos un día al año para “guardar” sus tradiciones y usar este tiempo como “días de recogimiento espiritual” dichas tradiciones han sido heredadas por sus padres y ellos a su vez de sus abuelos lo cual se constituye en un orgullo familiar digno de ser conservado.

Para muchos es inconcebible pensar que alguien en el pueblo cristiano no sienta alguna nostalgia o algún sentimiento de lástima o de enojo por lo que los soldados romanos hicieron padecer a nuestro Señor Jesucristo y estas fechas son propicias para dejar volar sus emociones en torno a este tema. Muchas denominaciones evangélicas también celebran la semana mayor con algunos cultos extraordinarios especialmente el día «viernes santo» y el «domingo de resurrección» esta celebración es considerada por muchos como el tiempo propicio para recordar el sacrificio de Jesús y viene a ser como el acontecimiento cristiano que une a todos aquellos que creen en el hijo de Dios alrededor del mundo.

Vemos como las estaciones televisivas llenan muchos espacios de su programación para dedicarlos a exhibir películas relacionadas con la «vida, pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo» las cuales avivan en la gran mayoría de los feligreses un sentimiento de espiritualidad que contagia aun a los mas duros de corazón; al final esta festividad termina con una celebración que recuerda la resurrección de Jesús durante el “domingo de resurrección”.

Sin embargo, es importante reflexionar sobre la verdad detrás de este enorme “movimiento cristiano” y una de las interrogantes que debemos hacernos es: ¿Debe el cristiano celebrar la Semana santa? ¿y que tiene que ver la Santa Cena con dicha celebración? Para contestar estas preguntas vayamos a la palabra de Dios y veamos primeramente la advertencia que se nos hace en el libro de Jeremías 2 Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman. 3 Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. 4 Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva” Jeremías 10:2-4

La celebración de la semana santa NO esta abalada por Dios y como veremos mas adelante tampoco tiene validez desde el punto de vista Bíblico e histórico porque ésta simplemente, ha sido una tradición tremendamente arraigada en el Catolicismo e inclusive entre algunos cristianos evangélicos. En primer lugar Jesús nunca ordenó que se celebrara alguna semana («o por lo menos de viernes a domingo») así como tampoco su Resurrección porque nuestro Señor Jesucristo no murió un día viernes como lo probaremos mas adelante sino durante la pascua Judía la cual se celebraba el 14 de Nisán de acuerdo a su calendario, tampoco resucito en domingo, por lo cual, le ruego tenga su corazón abierto para recibir este mensaje.

La Pascua Judía

Consideremos que la Pascua no era una simple fiesta sino que marcaba una fecha sumamente importante para toda la Nación de Israel; nos daremos cuenta que también para Jesús representaba en momento único e Histórico en el cual el habría de ser sacrificado para terminar con las consecuencias del pecado “Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado” Mateo 26:2 De manera que su sacrificio tiene especial importancia dentro de dicha celebración puesto que Jesucristo vino a ser el cordero de Dios que fue sacrificado para expiar los pecados del mundo “… He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” Juan 1:29 su muerte ocurrió precisamente durante la fiesta de la Pascua.

Jesucristo con su sacrificio nos libertó de la esclavitud del pecado que nos oprimía. De la misma manera que los Israelitas eran esclavos de los Egipcios, así nosotros éramos esclavos del pecado, por lo cual, era necesario que viniera un salvador y nos rescatara de la opresión que el rey de este mundo ejercía sobre los hombres 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 33 Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? 34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado”Juan 8:32-34 Nuestra libertad y nuestra salvación vino a través de la sangre que Jesucristo derramó, en la cruz del calvario, él fue el Cordero que fue inmolado y derramó su sangre para que todo aquel que en él creyera y obedeciera sus mandamientos tenga vida eterna.

La libertad de la cual gozamos hoy en día es un regalo inmerecido de Dios y si nos sometemos a su soberanía y si vivimos sin pecado continuaremos siendo libres; pero aquel que peca aun continúa siendo esclavo del pecado “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” Gálatas 5:1. Con su sacrificio, Cristo vino a sustituir al cordero que se sacrificaba durante la Pascua, de manera que su sacrificio durante esta fiesta no fué una mera casualidad, sino, que tenía un propósito muy claro, el cuál fue cesar con los sacrificios y las ofrendas que se realizaban bajo la ley Mosaica, precisamente, porque la sangre de los toros y los machos cabrios no pudo quitar los pecados del pueblo, por lo cual era necesario un mejor sacrificio.

El único sacrificio aceptable delante de Dios era la preciosa sangre de su unigénito hijo, “así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” Hebreos 9:28 La pascua era la fiesta mas solemne en el pueblo de Israel y nadie que estuviera contaminado podía participar de ella, también estaba prohibido, bajo pena de muerte dejar de celebrarla, “Mas el que estuviere limpio, y no estuviere de viaje, si dejare de celebrar la pascua, la tal persona será cortada de entre su pueblo; por cuanto no ofreció a su tiempo la ofrenda de Jehová, el tal hombre llevará su pecado”. Números 9:12-14

La Pascua representa la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, de igual forma, Jesucristo se ofreció a si mismo, como ofrenda agradable delante de Dios, para darnos libertad del pecado y de la consecuencia del mismo que es la muerte eterna. De modo que los sacrificios de corderos y de machos cabrios fueron válidos únicamente hasta la muerte de nuestro Señor Jesucristo, posteriormente a su sacrificio, no hubo necesidad de derramar mas sangre de animales, aunque el pueblo de Israel continuaba con sacrificios, esa costumbre desapareció con el tiempo.

El escritor del libro de los Hebreos declara que las ordenanzas y los ritos que se efectuaban durante la Ley, sirvieron en su momento, pero con la llegada de Jesús fueron abolidas: 10 ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas. 11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. 13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, 14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”Hebreos 9:10-14

La pascua es la única celebración que cambió, es decir, que en lugar de sacrificar animales y derramar la sangre en el el altar, debemos comer su carne y beber su sangre, en una clara alusión a a la celebración de la pascua. El con su muerte, modificó la FORMA de celebrarla, pero en ninguna manera, la anuló. Esta celebración, no es antojadiza, ni obedece a los lineamientos de determinada denominación Jesucristo no cambió la fecha de esta celebración, ni su periosidad; sólo cambió sus elementos. 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él” Juan 6:55-57

Jesus no tomó la Pascua… él fué la Pascua

Cabe mencionar que Jesús nunca pudo tomar la pascua que sus discípulos prepararon, porque precisamente, Jesús era la Pascua que sería sacrificada. De modo que para celebrar »la nueva pascua« debemos acercarnos a Dios sin contaminación y en pleno conocimiento de su significado “Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”. 1 Corintios 5:6-8.

Pablo dice muy claramente que Jesús fue la pascua. O sea, el cordero que se sacrificaba en esa celebración. La última cena o “la santa cena” en realidad era la última pascua del periodo de la ley que ellos celebrarían puesto que esa ceremonia sería sustituida por los nuevos elementos que son el pan y el vino. 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. 52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? 53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” Juan 6:50-54

Es de vital importancia entender cual es el verdadero significado de “la Santa Cena” puesto que Jesús la estableció en «sustitución de la Pascua». La Pascua es un recordatorio del sacrificio de Jesús, de su salvación y una muestra de nuestra fidelidad a Dios. Esta fiesta debemos realizarla cada año el 14 de Nisán hasta que el Señor Jesucristo regrese y no en cualquier fecha al azar, puesto que la pascua, era una fecha sumamente importante para toda la Nación de Israel [para saber la fecha exacta basta consultar un calendario Hebreo-Gregoriano]. 16 Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios. 17 Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; 18 porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga. 19 Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. 20 De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama” Lucas 22:14-22

Cuando Jesucristo dijo: “haced esto en memoria de mí” para muchos significa: »háganlo cuando quieran« pero como venimos diciendo Jesús únicamente cambio los componentes de la Pascua, y no la fecha misma. De otra manera el hubiera efectuado la celebración en cualquier fecha, no en el “día de la preparación” que precisamente era parte de la Pascua. Cabe mencionar que los dos “nuevos” elementos para la “nueva Pascua” son literalmente pan y el vino, lo digo porque muchos pervierten las escrituras, y quieren darle un significado que no existe, e insinúan que el vino en realidad no es vino sino refresco de uvas, aduciendo que “tomar vino es un pecado”, sin considerar que en todas las escrituras y como un hecho histórico entre los pueblos del medio oriente entre ellos el pueblo de Israel, tomar vino es una tradición popular desde hace miles de años, y para confirmar esto, encontramos en la primera epístola a Timoteo la recomendación que Pablo le hizo de no tomar agua sino vino debido a sus continuas enfermedades estomacales (1 Timoteo 5:23)

Existen muchos versículos que muestran sin lugar a dudas que el vino era una parte esencial entre las costumbres del pueblo de Israel, de manera que se tomaba a diario y en grandes cantidades en el caso de fiestas especiales tal como en las bodas de Caná donde Jesús convirtió el agua en vino. No debemos escandalizarnos por tomar un poco de vino en la celebración de la Santa Cena o Pascua porque al mismo Señor Jesucristo le gustaba el vino: “Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publícanos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos” Mateo 11:19

En ningún momento estoy diciendo que nos emborrachemos sino que en esa celebración usemos los elementos que Jesús ordenó que usáramos, de lo contrario, estamos en franca desobediencia a sus mandamientos. En lo particular, no me gusta el vino, pero durante dicha ceremonia, debo ser obediente y tomar vino, de acuerdo al mandato de nuestro Señor. Como un dato interesante podemos mencionar lo que la enciclopedia Wikipedia menciona sobre el vino: “El vino es una bebida obtenida de la uva mediante fermentación alcohólica de su mosto o zumo; la fermentación se produce por la acción de levaduras que transforman los azúcares del fruto en alcohol y anhídrido carbónico. Se dará el nombre de «vino» únicamente al líquido resultante de la fermentación alcohólica, total o parcial, del zumo de uvas, sin adición de ninguna sustancia”. En pocas palabras, “si no esta fermentado, es decir, si no contiene alcohol no es vino”.

De modo que no seamos tan espirituales que olvidemos que Jesús vivió como uno de nosotros, y que él si reconoce la diferencia entre el vino y el refresco de uvas. También debemos mencionar que el pan que se debe consumir durante esta celebración, es pan sin levadura, del mismo que se conoce como “pan árabe” o cualquier otro pan que sea nada mas que harina sin levadura puesta al horno.

¿Cuándo murió Jesús?

La Costumbre enseña que Jesús murió un viernes por la tarde y resucitó en la madrugada del domingo. Sin embargo, esto es totalmente falso. Jesucristo murió durante el primer día de los panes sin levadura, también conocido como “día de la preparación”. Ese día Jesucristo tomó su ultima cena y fue allí donde enseño a los discípulos, la forma en que deberían realizarla en el futuro; también durante el día de la preparación, ocurrieron muchos eventos que están registrados en las escrituras, por ejemplo:

La última cena, el lavamiento de los pies de los discípulos (Juan 13:4-6), la traición de Judas (Juan 13:1-3), la oración de Jesús en el huerto del Getsemani (Juan 18:1-3) , la captura de Jesús (Juan 18:11-13), llevaron a Jesús a la casa de Anas y a la casa de Caifas durante la madrugada (Juan 18:12-14), luego ante Pilato (Juan 18:29-40), después el Juicio y su martirio (Juan 19:12-16) al final su muerte y sepultura que se efectuó también durante el día de la preparación “ Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí”Juan 19: 31

Las últimas 24 horas en la vida de Jesucristo, fueron las más difíciles de su vida, pero antes que terminara ese día Jesús murió en una cruz; ese último día, era precisamente, el día llamado de “la preparación” en el cual se sacrificaba el Cordero Pascual, (14 de Nisán). En este día los israelitas preparaban todos los elementos necesarios para la cena de Pascua; es decir, sacrificaban el cordero, hacían el pan sin levadura y preparaban las hierbas amargas que comerían en la fiesta. A partir de las 6 de la tarde, comenzaba un nuevo día, es así como el día siguiente al día de la preparación a partir de las 6 de la tarde comenzó la Pascua (15 de Nisán).

Esta era la fiesta mas solemne dentro de las festividades Judías. Un dato importante es que a estas fiestas, también se les llamaba “Sábados” o “días de reposo” de modo que Jesucristo fué sepultado en la víspera “un sábado de gran solemnidad” como lo dice Juan 19:31 … “…pues aquel día de reposo era de gran solemnidad…”. Sin embargo, la fiesta no terminaba el 14 de Nisán sino que continuaba el día siguiente, o sea, el 15 de Nisán, tal como la costumbre Judía lo establecía 16 Pero en el mes primero, a los catorce días del mes, será la pascua de Jehová. 17 Y a los quince días de este mes, la fiesta solemne; por siete días se comerán panes sin levadura. 18 El primer día será santa convocación; ninguna obra de siervos haréis”Números 28:16-18.

La Pascua también era conocida como la fiesta de los “panes sin Levadura” y el día previo a su celebración se le llamaba “el primer día de la fiesta de los panes sin levadura”. La Pascua era una celebración que duraba una semana, que podemos visualizar de la siguiente manera:

• Día de la preparación (14 de Nisán)
• Cena de Pascua (15 de Nisán)
• Primer Día de la Fiesta de los Panes sin Levadura (16 de Nisán)
• Los siguientes 5 días se deberían consumir panes sin levadura y hierbas amargas
• El séptimo día de la fiesta de los Panes sin Levadura se hacia Santa convocación (21 de Nisán).

El siguiente versículo prueba que el día de la preparación era el momento en que se sacrificaba el Cordero Pascual para la cena del día siguiente, “El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua?” Marcos 14:12

Después de la muerte de Jesús las mujeres llegaron a su tumba el primer día de la semana (domingo) antes del amanecer, lo cual indica, que esperaron que terminara el »sábado de Gran solemnidad« que en realidad eran tres sábados consecutivos. Ellas querían terminar de preparar el cuerpo del maestro, ya que durante su sepultura no tuvieron el tiempo necesario para prepararlo adecuadamente “El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro” Juan 20:1 Si unimos todos estos detalles podemos concluir que los Judíos tuvieron un fin de semana largo, puesto que reposaron el 14, 15 y 16 de Nisán. Esto confirma lo que Jesús les había profetizado… que él estaría tres días y tres noches en el vientre de la tierra “Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” Mateo 12: 40.

Aun no entiendo como la gran mayoría de los cristianos evangélicos alrededor del mundo, dudan que Jesús estuviera en la sepultura tres días y tres noches, aun cuando el mismo lo dijo con tanta claridad. Para muchos, Jesús murió un viernes y resucitó domingo sin siquiera darse cuenta que de viernes por la tarde a domingo por la mañana solamente hay 36 horas y no 72 como Jesús dijo que estaría. Si usamos un poco de matemática básica, nos daremos cuenta que si Jesús hubiera sido sepultado un viernes a las 6 PM, su resurrección hubiera sido lunes a las 6 PM (72 horas más tarde) y las mujeres hubieran llegado en la madrugada del martes, lo cual es improbable.

De manera que Jesús no murió viernes, sino miércoles, y tampoco resucitó domingo por la mañana sino sábado por la tarde (6 PM) y si creemos en las palabras de Jesús, podemos entonces asegurar que él estuvo 72 horas en el sepulcro. Jesús enfatizó que estaría en el vientre de la tierra, el mismo tiempo que Jonás estuvo en el vientre del Pez; es decir, TRES DIAS Y TRES NOCHES, no más, no menos. Este período de tiempo, o sea, tres días y tres noches, suman un total de 72 horas horas, ya que el día comenzaba a las 6AM y terminaba a las 6PM; y la noche a las 6PM y terminaba a las 6AM. ¿Porqué es importante recalcar esto?.

Porque precisamente, esta es la confusión de millones de personas. Dudan que Jesús halla estado ese período de tiempo enterrado, cuando asumen que la resurrección ocurrió un Domingo en la madrugada, dando cabida a una de las más arraigadas tradiciones »Cristianas« en la actualidad.

La Pascua no siempre es un mismo Día

Es importante aclarar que la Pascua no siempre coincide con algún día en particular de la semana, porque de acuerdo el calendario Judío la pascua cambia de día, pero en ninguna manera cambia la fecha. Dios estableció el calendario Judío y no el calendario Gregoriano para la celebración de su Pascua (recuerde que fue Dios quien determinó que fuera esa fecha y no el pueblo de Israel ni mucho menos la Religión Católica). El actual calendario fue establecido por el papa Gregorio XIII en el siglo 15 de nuestra era, para que la celebración de la “pascua cristiana (Católica)” siempre coincidiera en domingo, con la única intención de guardar su tradiciones paganas; pero veamos lo que la enciclopedia católica menciona sobre el calendario Gregoriano:

» El calendario gregoriano, es un calendario originario de Europa, actualmente utilizado de manera oficial en la mayoría de países. Así denominado por ser su promotor el Papa Gregorio XIII, vino a sustituir en 1582 al calendario juliano utilizado desde que Julio César lo instaurase en el año 45 adC. La reforma gregoriana surge como necesidad de llevar a la práctica uno de los acuerdos del concilio de Trento: el de ajustar el calendario para eliminar el desfase producido desde un concilio anterior, el de Nicea de 325, en el que se había fijado el momento astral en que debía celebrarse la Pascua y, en relación con ésta, las demás fiestas religiosas móviles. Lo que importaba, pues, era la regularidad del calendario litúrgico, para lo cual era preciso introducir determinadas correcciones en el civil. En el fondo el problema era adecuar el calendario civil al año trópico.

«En pocas palabras el catolicismo inventó un calendario para hacer coincidir la fiesta de “la pascua cristiana (católica)” con el ciclo solar; lo importante en todo caso, era la celebración de “la pascua de Resurrección, es decir, celebrar el Domingo” haciendo caso omiso a la fecha que Dios estableció. De acuerdo al calendario de Dios (Judío) el catorce de Nisán era la fecha en la que todo el pueblo de Israel debería celebrar la Pascua. Pero a principios del siglo IV había en el catolicismo una gran confusión sobre cuándo debía celebrar la “Pascua de Resurrección”, con motivo del aniversario de la resurrección de Jesús. Y surgieron en aquel momento numerosas líneas de pensamiento que utilizaban cálculos propios. Ya en el Concilio de Arlés (314), se obligó a toda la Cristiandad a que celebrara la Pascua, el mismo día, y que esta fecha habría de ser fijada por el Papa de modo que cada año, la fecha era establecida a discreción del papa en funciones, el cual enviaría epístolas a todas las iglesias del Orbe con las instrucciones necesarias.

Sin embargo, no todas las congregaciones siguieron estas ordenanzas por lo cual era necesario hacer algunas correcciones. Es en el Concilio de Nicea de 325 donde se llega finalmente a una solución. En él se establece que la Pascua de Resurrección, había de ser celebrada cumpliendo unas determinadas normas:

1- Que la Pascua se celebrase en domingo.

2- Que no coincidiese nunca con la Pascua judía, que se celebraba independientemente del día de la semana. (Para evitar paralelismos o confusiones entre ambas religiones). Y

3- Que los Cristianos no celebrasen nunca la Pascua dos veces en el mismo año.

Merece especial atención el hecho que el catolicismo abiertamente contradice la fecha en la que Dios estableció la fiesta de la Pascua y específicamente, rechaza la celebración de la muerte de Jesucristo, que fue concretamente su mandato y dispone a cambio celebrar su resurrección, que en todo caso no fue Domingo. De esta manera, la religión católica rechazó al pueblo escogido por Dios por celebrar la Pascua en la fecha que Dios mismo estableció y abiertamente desobedece la más importante de todas las ceremonias, puesto que Jesucristo fué quén la instituyó.

De modo que la «Pascua Católica o de Resurrección» es en realidad una clara y manifiesta actitud de desobediencia a los mandamientos de Dios, la cuál ha sido imitada por el pueblo evangélico alrededor del mundo. Peor aun, es que el cristiano evangélico no conozca cual es el propósito de la Santa Cena, y creen que fue solamente “la cena de despedida” y que su celebración, es un acto que debe realizarse con jugo de uvas y pan con levadura, que el día y la hora que debe celebrarse, es el que el pastor decida, tal como los papas hacían en el antiguo tiempo.

Conclusión

Concluimos que la semana santa es una tradición religiosa que no debemos celebrar, en cambio, es tiempo que empecemos a celebrar la Pascua, que la escritura claramente nos manda a guardar. Sin embargo, muchos cristianos creen que esto, significa Judaizarse, sin advertir que para obtener las promesas de Dios, debemos ser Israelitas (espirituales) y por lo tanto guardarlas. Si no somos nacidos de padres Israelitas, y hemos creído en el Unigénito hijo de Dios, lo somos por adopción. Por medio de la fe, somos injertados en el Olivo verdadero (Romanos 11:11-36) por lo tanto hermanos, es tiempo que volvamos a la sencillez del evangelio, haciendo lo mismo que los discipulos de Jesucristo hicieron; esto es, celebrar la Cena del Señor en la fecha que él ha determinado.

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