La Gran Tribulación

La Gran Tribulación
Por: Rafael Monroy
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La Gran Tribulación es un acontecimiento único en la Historia

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ablar de la gran tribulación es motivo de gran preocupación para algunos cristianos, pero para la gran mayoría, es algo que no les preocupa, porque piensan que Dios los raptará en cualquier momento. Algunos conocen ciertos eventos del tiempo del fin, pero otros desconocen totalmente al respecto, y asumen que no estarán en la tierra durante ese periodo de tiempo. Este período, ampliamente respaldado por las escrituras, es algo que todos los cristianos deberíamos conocer, porque todos lo vamos a experimentar.

No existe ningún precedente, o un evento similar en ninguna época del ser humano. Los panoramas de devastación que el hombre ha experimentado durante siglos, como terremotos, huracanes, inundaciones e incendios forestales, no pueden compararse con este suceso. En proporción y magnitud, solo lo podemos contrastar con el diluvio en tiempos de Noé.

Algunos líderes muy reconocidos predican que la gran tribulación está destinada exclusivamente para los israelitas, como resultado de haber despreciado a su Mesías. Otros dicen que este evento también afectará a los inconversos y a los cristianos tibios por igual.

Creer que la Gran Tribulación tiene únicamente el objetivo de castigar al pueblo de Israel manifiesta la ignorancia de muchos maestros, porque la escritura dice: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín”. Romanos 11:1. Los gentiles hemos alcanzado la salvación por la desobediencia de Israel, pero eso no significa que Dios los haya desechado. Dios no tiene un plan A para israelitas y un plan B para gentiles. El Señor tiene un solo plan para TODOS los seres humanos; él no va a cambiarlo porque tú y yo pensemos que es imposible que Israel se convierta.

De manera que asumir que Dios dejará a su pueblo fuera de su plan y que únicamente raptará a los cristianos gentiles para que no pasen la Gran Tribulación es un error. Debemos recordar que Israel no es un espectador en los eventos del fin, sino un participante activo. Muchos se envanecen creyendo que Dios los ha desechado cuando la escritura dice lo contrario.

Pablo en Romanos 11:25 dice: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”. Israel está ciego espiritualmente, ellos no pueden ver a su Mesías; sin embargo, esa ceguera ha servido para que millones de gentiles fuesen salvos. Pero en ninguna manera viene a sustituir a Israel. Aun no lo ves, pero Israel será salvo. Todos van a recibir a Jesús como Señor y Rey de reyes, y se van a arrepentir de haber dado la espalda al Hijo de Dios.

El día grande de Jehová viene muy pronto, y todos lo verán.

Durante siglos, los profetas de Dios han anunciado el Día grande y terrible de Jehová. Durante este período de tiempo los hombres tratarán de huir, pero no podrán; por donde quiera que vayan, estarán sucediendo cosas, quizá peores, porque la tribulación alcanzará todo el mundo, no será en ninguna manera un evento local. Las personas temblarán de miedo cuando vean las estrellas movidas de su lugar y el sol oscurecerse. Esta devastación será la culminación de siglos de advertencias por parte de Dios a través de sus profetas.

La gran tribulación ha sido profetizada desde hace milenios; el profeta Isaías predicó de este tiempo tan terrible hace 2,500 años. Isaías 13:6-11 dice: “¡Aullad, porque cerca está el día de Jehová! ¡Vendrá como devastación del Todopoderoso! Por tanto, toda mano se debilitará y desfallecerá todo corazón humano. Se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán dolores como de mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros son como llamaradas. He aquí el día de Jehová viene: día terrible, de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad y raer de ella a sus pecadores. Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; el sol se oscurecerá al nacer y la luna no dará su resplandor. Castigaré al mundo por su maldad y a los impíos por su iniquidad; haré que cese la arrogancia de los soberbios y humillaré la altivez de los tiranos”.

Esta profecía menciona lo mismo que Jesús dijo en Mateo 24, donde alude que habrá gran tribulación, en la cual el sol, la luna y las estrellas serán sacudidas. Jesús dijo en Mateo 24:29: «E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas».

De modo que podemos decir que la Gran Tribulación que se menciona en el evangelio de Mateo 24, y el “Día Grande y terrible de Jehová” en el Antiguo Testamento es lo mismo. En pocas palabras, el retorno de Jesucristo es el Día Grande y terrible de Jehová.

Los profetas anunciaron con mucha anticipación la magnitud de este acontecimiento, tal como lo confirma el profeta Sofonías 1: 2-3: “Destruiré por completo todas las cosas de sobre la faz de la tierra, dice Jehová. Destruiré los hombres y las bestias; destruiré las aves del cielo y los peces del mar, y cortaré a los impíos; y raeré a los hombres de sobre la faz de la tierra, dice Jehová”. Sofonías 1:2-3.

Cuando Jesucristo regrese, la destrucción será total porque llegará a todos los rincones de la tierra, no importa si es una pequeña isla en medio del océano, el Día grande y terrible de Jehová llegará hasta allí cuando menos lo piensen, tal como lo dice Malaquías 4:1: “Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.

El conocimiento nos puede salvar de la destrucción.

La ignorancia en las profecías sobre los últimos tiempos se pagará muy caro; la falta de conocimiento tanto para el cristiano como para el pueblo de Israel es sinónimo de destrucción, tal como dice Oseas 4:6: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”. Por allí dice un dicho: “Si vas a la guerra: Mejor tener un rifle y no usarlo, que necesitar un rifle y no tenerlo”. Es mejor que sepas las cosas que van a suceder algún día, quizá no hoy, o dentro de un año, o quizá no lo veamos como los apóstoles, pero ten la seguridad de que van a acontecer. Así que debemos escuchar las advertencias de Dios y pedirle que nos guarde y nos dé fortaleza para soportar.

El profeta Isaías dice en Isaías 1:3-5: “El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. ¡Ay! ¡gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malhechores, hijos depravados! ¡Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás! ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma y todo corazón doliente”.

La necedad de los israelitas es un ejemplo de lo que NO debemos hacer; sin embargo, los cristianos estamos en la misma condición. Hoy en día es normal que los cristianos justifiquen el pecado con la excusa de que todos somos pecadores; algunos usan 1 Juan 1:10 para decir que no podemos dejar de pecar: “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”.

Muchos toman una actitud displicente hacia el pecado. Si saben que alguien se mete con la mujer de su hermano, te dicen: “¡No lo juzgues, porque todos somos pecadores!”. Si el pastor es homosexual, te dicen: “¡No critiques al ungido!”. O si miente desde el púlpito, te dicen: “¡No lo hace de mala fe, solo está exagerando un poco para hacer la prédica más amena!”.

Es decir, para cualquier situación tenemos una excusa, sin considerar que el mismo apóstol Juan dijo: “El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”. 1 Juan 3:8.

Juan no se estaba contradiciendo, puesto que cuando alguien dice que no ha pecado, se refiere a personas que creen que no tienen nada de qué arrepentirse, aquellos que se consideran justos ante sus propios ojos. Sin embargo, Juan dijo claramente que quien practica el pecado es un hijo del diablo, porque practicar el pecado es diferente a alguien que pecó en algún momento determinado, quizá por ignorancia, quizá por rebeldía, pero que se arrepiente y no vuelve a pecar.

Podemos ver entonces que, al igual que el pueblo de Israel, los cristianos vivimos en rebeldía constante, provocando la ira de Dios con nuestras maldades y justificaciones. Los juicios de Dios siempre llegan por la maldad del hombre, pero esta vez, Dios vendrá para destruir a los impíos de una vez, tal como lo hizo en el tiempo de Noé.

La palabra de Dios dice en Joel 2:11-13: “Y Jehová dará su orden delante de su ejército, porque muy grande es su campamento y fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día de Jehová y muy terrible. ¿Quién podrá soportarlo? Ahora, pues, dice Jehová, convertíos ahora a mí con todo vuestro corazón, con ayuno, llanto y lamento. Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová, vuestro Dios; porque es misericordioso y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y se duele del castigo”.

Dios llama a su pueblo al arrepentimiento, y les advierte con mucho tiempo de antelación que va a enviar sus juicios, pero el pueblo en lugar de humillarse, reacciona en contra de sus mensajeros tildándolos de locos, fanáticos, ignorantes y hasta herejes.

Los profetas de Dios fueron maltratados, humillados e incluso, muchos perdieron la vida por señalar la maldad del pueblo. Amós dice en el capítulo 3, versículos 6 al 8: “¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho? Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas. Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?”. Amós 3:6-8.

El Padre no desea el mal de sus hijos, por eso envía “locos” como Amós para que adviertan al pueblo lo que va a acontecer. El pueblo, lejos de escuchar, cierra sus oídos, sin saber que no están rechazando al profeta, rechazan a Dios. Nosotros, como pueblo del Señor, aún no comprendemos que su ira viene y no perdonará al impío, sea cristiano o inconverso, porque el tiempo del perdón está por terminarse, el tiempo de la gracia llegará a su fin.

Debemos aprovechar este corto periodo de tiempo antes que sea demasiado tarde.

La misericordia de Dios ha evitado que sus juicios nos alcancen de inmediato. A pesar de que en el mundo haya miles de tiendas de pornografía, y que en muchos países el aborto sea legal, sus juicios no nos han alcanzado, todavía. A pesar de que millones de cristianos adoren a Mamón y a otros dioses, la ira de Dios no los ha alcanzado. Aunque los hombres destruyan la tierra, contaminándola y envenenándola, y a pesar de que la violencia, robos, asesinatos y estafas vayan en aumento, Dios sigue teniendo paciencia con todos nosotros, buenos y malos. El amor de Dios hace que salga el sol para justos e injustos. Pero la paciencia de Dios, aunque grande, tiene un límite. Él ha sido paciente por milenios, pero eso no impedirá que el castigo caiga sobre todos los pecadores de la tierra.

Jesús dijo que los últimos días serán como los días de Noé, en donde la maldad era tal que Dios se arrepintió de haber creado al hombre. Y eligió a Noé para que salvara a su familia y a los animales para preservar su creación, y lo mismo hará cuando regrese. Él guardará a sus elegidos para que sobrevivan esa catástrofe.

¡Debemos comprender que la Gran Tribulación aún no ha sucedido!

Muchos cristianos creen que las aflicciones cotidianas y los diferentes acontecimientos mundiales son la Gran Tribulación; otros piensan que sucedió hace más de dos mil años, y otros, que vendrá después de que sean raptados. Si la Gran Tribulación hubiese sido un evento en el pasado, o en el presente, no hubiera quedado ni un solo impío en la tierra, porque el propósito de la Gran Tribulación es destruir a todos los malos del mundo, tal como ocurrió en tiempos de Noé.

Ningún evento ocurrido hasta este día, por muy catastrófico que sea, llámese terremotos, huracanes, inundaciones o incendios, puede compararse con este evento, el cual fue profetizado cientos de años antes de la primera aparición de Jesús.

La escritura dice que la segunda venida de Jesús sucederá inmediatamente después de la Gran Tribulación; obviamente, tendrá su cumplimiento en el futuro, puesto que, si hubiese ocurrido en el pasado, Jesús ya estaría presente.

El profeta Joel también hace alusión al Día grande y terrible de Jehová, diciendo: “Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano”. Joel 2:1. El día de Jehová será un evento mundial, no únicamente en Israel. La escritura dice que todos los moradores de la tierra serán afectados por esta catástrofe. Debo enfatizar que la Gran Tribulación aún no ha ocurrido.

Éste será un tiempo de milagros y prodigios como nunca se han visto antes.

Durante este periodo de tiempo, los poderes sobrenaturales de las tinieblas se mostrarán como nunca antes; ellos harán milagros y prodigios para engañar a los hombres, seduciéndoles con doctrinas de demonios, como lo dijo Jesús en Mateo 24:24: “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos”.

Habrá manifestaciones demoníacas, llámense avistamiento de OVNIS, criaturas llamadas crípticas, que no son más que demonios, monstruos marinos, posesiones demoníacas, plagas y otros.

Pero también proliferarán maestros enseñando herejías y doctrinas de demonios, de las cuales tenemos muchos ejemplos en la vida cotidiana. Busque en el internet y verá falsos predicadores bailando bachata en las tarimas, mujeres casi desnudas “danzando” para Dios, iglesias de homosexuales, ladrones descarados quitándole el diezmo a gente pobre, personas riendo como locos, corriendo y saltando erráticamente, líderes que tienen experiencias fuera del cuerpo con demonios, solo para citar algunos ejemplos.

Muchas señales indican que estamos en los últimos tiempos.

Podemos comparar la Gran Tribulación con una mujer embarazada; a medida que se acerca al día del alumbramiento, los dolores son más intensos y frecuentes, hasta culminar en el día del alumbramiento, el cual es tan doloroso como lleno de alegría para la madre, porque después de 9 meses de cuidado y sufrimientos, puede ver a su hijo finalmente. Los profetas del antiguo tiempo y los apóstoles esperaron y desearon ver lo que nosotros estamos experimentando. Una de estas señales es el aumento de la ciencia, o conocimiento, tal como lo predijo Daniel: “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará”. Daniel 12:4. Podemos asegurar que estamos más cerca de ver el regreso de Jesús que ellos, porque la ciencia creció exponencialmente desde los años 50 en lo que se llamó la era digital.

Otra señal es el cambio climático. El calentamiento global era un tema tabú hace algunos años; ahora se ha convertido en una preocupación mundial. Los desiertos ganan terreno y los climas extremos son más frecuentes, temperaturas muy calientes o sumamente frías. Inundaciones en lugares desérticos como Qatar o Dubái, nevadas en el desierto del Sahara, y sequías en el Amazonas son señales de que el tiempo del fin se acerca. La naturaleza está cambiando y muchos ni siquiera se dan cuenta de ello. Las guerras y rumores de guerras nos advierten que vivimos en el tiempo previo a la Gran Tribulación, llamado principio de dolores.

La economía será una catástrofe mundial.

Algunos de nosotros, que tenemos 60, 70 o más años, hemos sido testigos del quebrantamiento de la economía mundial, quizá en más de una ocasión, y podemos testificar de las consecuencias que esto trajo. ¿Pero qué sucedería si una calamidad alcanza un país entero y fueran destruidas completamente todas sus ciudades? ¿Qué sucedería si una sequía afectara todo el país, o todo el mundo, durante tres años? Y no me refiero a lluvia escasa, sino a que deje de llover completamente. Es imposible visualizar este escenario y las consecuencias a la economía que esto traería.

Durante el tiempo de Elías, Dios cerró los cielos para que no lloviera durante 3 años y medio en toda la tierra; esto generó una hambruna de grandes proporciones, tal como lo declara el libro de 1 Reyes 17:13-14: “Elías le dijo: No tengas temor; ve y haz como has dicho, pero hazme con ello primero una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela. Después la harás para ti y para tu hijo. Porque Jehová, Dios de Israel, ha dicho así: ‘La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra’”.

Como podemos ver en estos versículos, Dios cuidó del profeta y de la viuda que lo albergó. De igual forma, el libro del Apocalipsis menciona un tiempo de sequía mundial que durará tres años y medio, tal como lo menciona Apocalipsis 11:6. Esta sequía traerá como consecuencia una tremenda crisis de alimentos, y la economía global se hundirá en la peor de las crisis financieras de todos los tiempos.

No se necesita ser un científico para calcular las terribles consecuencias que vendrán como resultado de una sequía a nivel mundial. ¡Imagine que no llueva en el mundo entero durante tres años y medio! Las cosechas se perderán, los animales morirán de hambre, las economías del mundo se vendrán abajo; los países más fuertes se podrán sostener por un breve periodo de tiempo, pero no podrán hacerle frente a tal situación.

Las enfermedades se propagarán y las naciones quebrarán. Las reservas de petróleo serán escasas, los vehículos no podrán circular, los precios de los productos se elevarán exponencialmente, la gasolina será un lujo que muy pocos podrán pagar. Las empresas cerrarán sus puertas porque no habrá compradores para sus productos, y las fuentes de trabajo serán muy escasas.

¡Quiero aclarar que mi intención no es asustarlo, y perdóneme si lo estoy haciendo!

Más bien, mi intención es advertirle para que se aperciba a través del conocimiento. La escritura dice que el pueblo pereció por falta de conocimiento, pero ahora que lo tiene, pida al Señor que usted y su familia puedan ser salvos de la ira de Dios, como dice Pablo en Romanos 5:9.

Yo creo firmemente que Dios guardará a su pueblo sobrenaturalmente, de la misma manera que protegió a su pueblo durante su salida de Egipto, y de la misma manera que guardó al profeta Elías. Dios le proveyó sombra, agua y alimento al pueblo de Israel durante 40 años. Ellos no pudieron sembrar nada en el desierto, ellos no tenían nada; sin embargo, Dios los sustentó en medio del desierto por décadas. Así Dios cuidará de su pueblo durante el periodo de la Gran Tribulación, que, dicho sea de paso, durará sólo 3 años y medio. En otro estudio les explicaré por qué razón la Gran Tribulación durará tres años y medio, y no siete, como muchos creen.

Otra señal antes del regreso de Jesús es que los cielos serán conmovidos.

Sumado a la crisis financiera, los fenómenos celestiales provocarán consternación en los hombres; estos eventos provocarán temor en los habitantes de toda la tierra, porque verán los cielos moverse y las estrellas caer sobre la tierra, tal como lo dice el libro de Apocalipsis 8:8: “El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre”.

Cuando la palabra de Dios dice que una montaña ardiendo como una antorcha caerá en la tierra, está confirmando lo que los profetas del Antiguo Testamento dijeron cientos de años atrás, y lo mismo que dice el escritor del libro de Hebreos 12:26: “La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo”. No sé cómo lo vea usted, pero lo que Juan está describiendo es un enorme meteorito del tamaño de una montaña.

¿Le parece una locura? Hace algunos años se consideraba que el asteroide Apófis impactaría la tierra entre el año 2029 y 2036; sin embargo, observaciones posteriores han descartado esa posibilidad, por lo menos para los próximos 100 años. Este asteroide tiene una longitud de 341 metros. Si este llegara a impactar la tierra en algún futuro, tendría una devastación superior al de 20,000 bombas atómicas.

Con esto no estoy diciendo que éste sea el meteorito descrito en la Biblia.

En primer lugar, porque las escrituras mencionan una “montaña”, que obviamente es más grande que 341 metros de diámetro. El universo es muy grande, y el descubrimiento de algunos de esos meteoritos o cometas, fueron hechos por casualidad, y en ocasiones por aficionados. A pesar de tener cientos de telescopios apuntando hacia el cielo, no existe forma de descubrir lo que Dios ha ocultado.

La diferencia entre la inteligencia y el poder del hombre en relación al poder y la sabiduría de Dios es tan grande como la distancia que existe entre el trono de su gracia y la tierra que nos sostiene. Esto quedó en evidencia cuando el Creador le preguntó a Job: “¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve, O has visto los tesoros del granizo, Que tengo reservados para el tiempo de angustia, Para el día de la guerra y de la batalla?” Job 38:22-23.

Dios tiene reservado una gran cantidad de granizo o meteoritos, preparados para el día del castigo a las naciones. Nadie sabe dónde están escondidos, mucho menos los científicos. De modo que esa montaña preparada por Dios desde hace siglos chocará contra la tierra causando grandes devastaciones. Es difícil imaginar lo que un enorme meteorito pueda causar en una zona densamente poblada. Imposible sería calcular los daños materiales y la pérdida de vidas resultante, sin contar con las repercusiones al medio ambiente. La única referencia científica que tenemos en relación a un evento similar lo tenemos con el cráter Chicxulub, ubicado en la península de Yucatán, en México.

El cráter tiene un diámetro de aproximadamente 180 a 200 kilómetros, lo que lo convierte en uno de los cráteres más grandes conocidos en la Tierra. Se estima que el asteroide que lo causó tenía un diámetro de entre 10 a 15 kilómetros. El impacto del asteroide que creó el cráter Chicxulub liberó una cantidad inmensa de energía, equivalente a billones de toneladas de TNT. Esto provocó una serie de catástrofes globales, como olas gigantes o tsunamis, incendios globales y el bloqueo de la luz solar. De acuerdo a los científicos y sus modelos de impacto cratérico o modelo de simulación de impacto, el polvo, el hollín y los gases arrojados a la atmósfera bloquearon la luz solar durante semanas o meses, creando un «invierno de impacto». Esto disminuyó la temperatura global y afectó la fotosíntesis, colapsando la cadena alimenticia tanto en el océano como en la tierra.

La escritura también menciona otro fenómeno que causará gran conmoción en los hombres, como son las tinieblas que cubrirán la tierra, ¡literalmente! Esta oscuridad posiblemente sea causada por el asteroide que caerá, algo parecido a lo que pasó con el asteroide que cayó en Yucatán; sin embargo, hay otros detalles que debemos considerar.

Hoy en día, se pudieran dar algunas explicaciones en relación a las tinieblas que llegarán. Los más espirituales pueden decir que se trata de algo alegórico que no es literal, sino que se trata de un tiempo muy oscuro para los seres humanos. Otros, que la tierra se cubrirá de cenizas a causa de algunas erupciones volcánicas que impedirán que los rayos de sol penetren en la atmósfera. Otros pudieran considerar esta profecía como una alusión a los eclipses solares; sin embargo, estos eventos naturales, donde el sol aparentemente se oculta en algún lugar del mundo por algunos segundos o minutos, no es lo que la palabra de Dios describe.

Estos eventos, es decir, los eclipses, han ocurrido por miles de años, todos los años. Los eclipses son fenómenos naturales cuya manifestación ya está documentada por la ciencia; ahora podemos saber cuándo y dónde van a ocurrir. De modo que debemos descartar la posibilidad de que las erupciones volcánicas o eclipses solares sean los causantes del oscurecimiento del sol, y mucho menos que sean tiempos oscuros espiritualmente, porque la Biblia desde el Antiguo Testamento habla de lo mismo, veamos:

» “Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor”. Isaías 13:10

» “Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor”. Joel 2:10

» “Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor”. Marcos 13:24

» “Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre”. Apocalipsis 6:12

Obviamente, si la luna se apaga es porque el sol no está produciendo luz, ya que la luna no tiene luz propia, solo refleja la luz del sol, pero… ¿qué podría causar que el sol se apague? ¿Te parece imposible que pudiera suceder?

Déjeme preguntarle algo: ¿Duda usted cuando la escritura dice que Dios hizo la luz? En Génesis 1:3: “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”.

¿De dónde proviene la luz natural que recibimos?… Del sol, indiscutiblemente. Si el Señor dijo: hágase la luz, y ésta se hizo; es indudable que Dios formó el sol en un solo día. ¿Imposible? ¡Para Dios todo es posible!

El todopoderoso puede crear una estrella como el sol en un solo día. ¿No cree usted que si Dios dijera «deshágase la luz», el sol desaparecería? ¡Solo estoy suponiendo! Aunque la escritura dice en Apocalipsis 22:5: “No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos”. ¿Para qué necesitaremos el sol, si Dios será nuestra lumbrera?

Durante la gran tribulación caerán plagas peores que las que afectaron a los egipcios.

El libro del Apocalipsis menciona una plaga muy terrible, se trata de una plaga de granizo tan grande que los hombres blasfemarán en contra de Dios. Apocalipsis 16:21 dice: “Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue sobremanera grande”.

Cuando la escritura menciona los hombres, se refiere a todos los hombres, como veremos más adelante. También cabe mencionar que esta plaga será de alcance mundial, cuya destrucción es incalculable, puesto que se trata de granizo enorme. El talento tiene un peso equivalente de 75 libras, es decir, caerá una lluvia de meteoritos o bolas de azufre de gran tamaño.

La única referencia que existe del alcance de esta destrucción es la que tenemos en Sodoma y Gomorra. En esas ciudades la ira de Dios se vio reflejada en la lluvia de granizo mezclado con fuego que las redujo a cenizas. Hoy podemos encontrar restos de esas bolas de azufre en las planicies de Masada en Israel. En sus alrededores se han encontrado bolas de azufre puro, el cual no se encuentra, incluso, en fuentes naturales como los volcanes.

Estas ciudades fueron reducidas por completo a ceniza porque Dios hizo caer azufre en forma de bolas de fuego. “Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra, azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos”. Génesis 19:24.

Si usted vive en áreas donde en ocasiones llueve granizo de hielo, sabrá de los estragos que causa una lluvia con granizo del tamaño de una bola de golf. ¿Imagínese lo que causaría una gran lluvia de bolas de 75 a 100 libras cada una?

Ahora bien, usted podría preguntar: ¿Dios dejará que los cristianos pasemos por todo esto? ¿Acaso Dios no quiere lo mejor para sus hijos? ¿Cómo podría permitir que pasemos por tanto sufrimiento? Otros dirán: todo esto es mentira porque a mí me han enseñado que nosotros, los hijos de Dios, seremos raptados antes de la gran tribulación, por lo tanto, no voy a pasar por todo lo que usted menciona en este estudio.

Por cierto, tenemos un estudio titulado: El Rapto o Arrebatamiento de la Iglesia, por si desea saber un poco más de cómo ocurrirá este evento y del porqué la gran mayoría de los cristianos no participarán de él.

Durante el Éxodo del pueblo de Israel en Egipto, hubo dos lados, los israelitas y los egipcios; unos fueron salvos y protegidos milagrosamente, y los otros sufrieron cada una de las plagas. Los egipcios atravesaron ese tiempo de gran tribulación padeciendo directamente las plagas, ellos fueron los únicos afectados. Su agua potable se convirtió en sangre, se llenaron de piojos, de ranas, y de moscas que los atormentaban, pero estas plagas afectaron únicamente a los egipcios, no a los israelitas.

De igual forma, Dios va a proteger a su pueblo de todas y cada una de las plagas que lleguen a los impíos de la tierra. Los hombres que no conocen a Dios no podrán ocultarse de las plagas que describe el libro del Apocalipsis. Estas plagas vendrán sobre los moradores de la tierra, y al igual que en el pasado, su rebeldía e incredulidad se pondrá de manifiesto. La gente del mundo no se volverá a Dios; en cambio, blasfemarán su nombre. Por difícil que parezca, también muchos que hoy consideramos cristianos serán afectados. Ellos son la cizaña que será quemada cuando Jesús regrese por segunda vez, tal como lo declara la misma escritura.

Recuerde una cosa, el juicio de Dios va a comenzar por su casa, 1 Pedro 4:17, y como lo menciona el libro de Amós 4:9-11: “Os herí con viento solano y con oruga; la langosta devoró vuestros muchos huertos y vuestras viñas, y vuestros higuerales y vuestros olivares; pero nunca os volvisteis a mí, dice Jehová. Envié contra vosotros mortandad tal como en Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, con cautiverio de vuestros caballos, e hice subir el hedor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová. Os trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis como tizón escapado del fuego; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová”.

Yo sé que esta profecía se refiere a Israel, pero ¿qué tan diferentes somos los cristianos modernos del pueblo de Israel? En realidad, no hay mucha diferencia, puesto que en la actualidad la gente dice que Dios es amor y no puede hacer las cosas tan horribles que van a pasar durante la gran tribulación.

¡No se equivoque! Dios es justo y, precisamente por eso, ha reservado este tiempo para llevar juicio a las naciones por todos los siglos de maldad y derramamiento de sangre. La maldad del hombre ha provocado a Dios por milenios y creen que se quedará inmóvil para siempre. Los juicios de Dios están reservados para ese tiempo específico. No sé cuándo ocurrirá, pero desearía no estar presente, aunque eso no depende de uno.

La gran tribulación está anunciada desde hace miles de años y, aun así, los hombres no creen que pueda ocurrir, pero cuando llegue ese día no habrá lugar para el arrepentimiento, como lo menciona el profeta Ezequiel 7:6-9: “Viene el fin, el fin viene; se ha despertado contra ti; he aquí que viene. La mañana viene para ti, oh morador de la tierra; el tiempo viene, cercano está el día; día de tumulto, y no de alegría, sobre los montes. Ahora pronto derramaré mi ira sobre ti, y cumpliré en ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti tus abominaciones. Y mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia; según tus caminos pondré sobre ti, y en medio de ti estarán tus abominaciones; y sabréis que yo Jehová soy el que castiga”.

Recuerde esto: No es Satanás, o el falso profeta, o la bestia quien castiga: es Dios. Los juicios vienen de Dios; él es quien castigará a todos los hombres. El cristiano moderno piensa que es Satanás y el falso profeta quien perseguirá a la iglesia, y por lo tanto, asumen que son ellos los que traerán gran calamidad a los hombres.

Déjeme decirle algo. Satanás siempre ha perseguido a la iglesia, me refiero a la verdadera iglesia, a los verdaderos hijos de Dios. Si ahora no hay persecución, es porque la iglesia no representa ningún peligro para Satanás; más bien, son sus aliados.

Pablo dice en 1 Corintios 2:6-8: “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria”.

Si los poderes de las tinieblas hubieran sabido que persiguiendo y matando a Jesús la salvación iba a llegar a toda la humanidad, ¡no lo hubieran crucificado! Satanás fue derrotado con la muerte de Jesús; de igual forma, Satanás no solo será derrotado otra vez, sino que será encarcelado por mil años.

Ni el falso profeta ni la bestia destruirán la tierra, es Dios. Él es quien viene a destruir a los malos, viene a apresar a Satanás y sus ángeles para que no sigan engañando a los pobladores de la tierra, tal como lo menciona Apocalipsis 20:1-3: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo”.

Satanás, la bestia y el falso profeta tienen los días contados

Ahora bien, hemos dado un panorama general de las catástrofes y los efectos de la gran tribulación. Pero Jesús advirtió en varias ocasiones que debemos cuidarnos de los falsos profetas; estos se vestirán como enviados de Dios, cuando en realidad le sirven a Satanás, lo sepan o no.

Los falsos profetas tienen una característica común, y es que hablan cosas halagüeñas, te hablan cosas que tu oído quiere oír. Los falsos profetas son alcahuetes que pretenden hablar palabra de Dios cuando en realidad mienten. Estos hombres y mujeres engañarán a aquellos que no han recibido el Espíritu Santo; lamentablemente, estas personas ni siquiera se dan cuenta de que les mienten.

Isaías dice en Isaías 30:9-11: “Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová; que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras; dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel”.

La palabra de Dios es dura y penetra hasta lo más profundo de nuestro corazón para mostrarnos nuestra maldad y llamarnos al arrepentimiento. Dios no te da palmaditas en la espalda y te dice: ¿De qué color quieres el auto último modelo que te voy a regalar? Dios no te levanta la autoestima como hacen los falsos predicadores. Él te va a dar fuerzas para hacer todo lo que te ordena y para soportar la tentación. «Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.» Lucas 17:10.

El autor del libro de Hebreos 4:12 dice: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Dios no es el anciano bonachón de las caricaturas, él trata duramente a su pueblo y lo castiga. «Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.» Hebreos 12:6.

Estos falsos profetas buscan tus diezmos, tus ofrendas y tu membresía, por eso te complacen, para que no te vayas. Tú puedes reconocerlos porque nunca, o casi nunca, hablan del pecado o de la santidad. Ellos buscan entretenerte con chistes y obras de teatro, con música, con luces de colores y butacas reclinables. Te cuentan lo maravillosos y buenos que son, se ponen como ejemplo de bondad, santidad y prosperidad. Estos falsos profetas buscan desviarte del camino verdadero, esa es su meta.

Hay que mencionar que, durante el tiempo de la gran tribulación, se verán muchos milagros y prodigios verdaderos, pero los falsos profetas buscarán desvirtuar las obras y maravillas de Dios, tal como los magos hicieron en Egipto. Los magos falsificaron los milagros que hizo Moisés, o trataron de presentarlos como fenómenos naturales. Estos magos y hechiceros convencieron al faraón de que las plagas eran fenómenos naturales para que endureciera su corazón y no dejara ir a los israelitas.

Eso mismo sucederá durante la gran tribulación: los hijos de las tinieblas tendrán tal poder que inclusive podrán hacer milagros y prodigios engañosos, con el único propósito de engañar a todos los hombres, y si fuera posible, a los escogidos. Mateo 24:24. Satanás falsificará la verdad y hará milagros y prodigios para confundir al pueblo de Dios.

Estos falsos profetas en los últimos días tendrán el poder de Satanás a su alcance; ellos harán creer a los hombres que las plagas o juicios no vienen de Dios, sino de las tinieblas, porque según estos falsos profetas, Dios no quiere que sus hijos sufran, todo lo contrario. Dirán que Dios no busca destruir al hombre, por lo tanto, endulzarán el oído de aquellos que prefieren escuchar las mentiras en lugar de la verdad.

Satanás es el padre de la mentira y engañará a todos los hombres que no recibieron el sello de Dios, es decir, que no fueron llenos del Espíritu Santo para tener la capacidad de distinguir entre la verdad y la mentira. Los poderes de las tinieblas tomarán un último aliento antes de ser destruidos por completo. Satanás saldrá con gran urgencia, sabiendo que tiene poco tiempo, y procurará por todos los medios posibles socavar la obra de Dios, engañando con su poder y astucia a los hombres que desean paz, seguridad, bienestar y prosperidad.

Ellos, al igual que los hombres en el tiempo de Noé, no entendieron lo que estaba sucediendo a su alrededor hasta que fue demasiado tarde. “Y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así será también la venida del Hijo del Hombre.” Mateo 24:39.

Es común hablar de la salvación, pero ¿de qué y de quién somos salvos?

La salvación es un término que se usa todos los días entre el pueblo cristiano, pero la pregunta que debemos hacer es: ¿De qué somos salvos? ¿De no ir al infierno? Sí, obviamente… pero también seremos salvos ¡de la ira de Dios!

La salvación es el acto de rescatar a alguien de un peligro inminente. Por ejemplo, cuando alguien se está ahogando en una piscina y otra persona se lanza para sacarlo de morir ahogado, a esa acción se le llama «salvación», o sea, que la persona fue salva porque fue rescatada a tiempo. Cuando un bombero saca a una anciana por la ventana de un edificio envuelto en llamas, se dice que ese bombero salvó a la anciana. Si un doctor opera urgentemente a su paciente y este se recupera, se dice que lo ha “salvado”.

De igual forma, la salvación de Dios llega justo cuando sus hijos están en el peligro más adverso. Cuando se cree que no hay escapatoria, él salva a sus hijos del opresor. El ejemplo más evidente es cuando los amigos de Daniel fueron lanzados al horno hirviendo; milagrosamente, fueron protegidos por Dios. Ellos no fueron rescatados antes de entrar al horno, tampoco fueron raptados para que no vieran el mal que venía sobre ellos. Dios sobrenaturalmente los envolvió con su santa presencia para que no fueran consumidos por las llamas.

Veamos algunos ejemplos de la salvación de Dios al pueblo de Israel:

  • “Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis” Éxodo 14:13.
  • El pueblo de Israel es liberado de Moab bajo el mando de Josafat. “No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh, Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros” 2 Crónicas 20:17.

Aquí podemos ver que la salvación de Dios viene en tiempo de angustia y tribulación. Cuando ya todo parece perdido, vemos a Dios actuar sobrenaturalmente para SALVARNOS. ¡En ninguna manera Dios dice que huyamos o que nos escondamos! ¡Siempre nos exhorta a que seamos valientes y nos esforcemos!

¡El pueblo de Israel fue salvo de la ira de Dios en Egipto, pero ellos estuvieron en medio de esa Gran Tribulación!

El Apóstol Pablo declara que la salvación se alcanzará en un futuro, no cuando aceptamos a Jesús. Él sabía que la salvación no era un título que se obtiene al hacer una pequeña oración, sino que era una promesa que se alcanzará en un momento determinado. “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.” 1 Tesalonicenses 5:9.

Los Apóstoles sabían que cuando Jesús viniera con poder y gran gloria, destruiría a los impíos de la faz de la tierra… pero a ellos… los libraría del mal. “que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.” 1 Pedro 1:5.

También el Apóstol Pablo esperaba lo mismo. “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.” Romanos 5:9. De modo que la salvación que hemos obtenido es para escapar de la ira de Dios y de sus juicios, estando en medio de ellos, NO escapando de ellos. Siempre fue así. ¿Por qué hoy sería diferente?

Recuerde que, durante la salida del pueblo de Israel de Egipto, las plagas que azotaron esa región llegaron “exclusivamente” a los egipcios. Dios protegerá a sus hijos de las plagas y de las catástrofes que acontecerán en el futuro. “NO TEMAS… JEHOVÁ ESTÁ CONTIGO.”

Nuestro Dios permaneció oculto por miles de años, pero hoy se mostrará poderosamente a favor de su pueblo y en contra de los impíos, es decir, en contra de Egipto otra vez. Dios, en los días de su ira, nos mostrará maravillas como en el tiempo cuando Israel salió de Egipto, tal como lo afirma Miqueas 7:15-17: “Yo les mostraré maravillas como el día que saliste de Egipto. Las naciones verán, y se avergonzarán de todo su poderío; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán sus oídos. Lamerán el polvo como la culebra; como las serpientes de la tierra, temblarán en sus encierros; se volverán amedrentados ante Jehová nuestro Dios, y temerán a causa de ti.”

Los pueblos del mundo sabrán que hay Dios en Israel, y los enemigos del Señor serán avergonzados. La Gran Tribulación es un periodo de tiempo muy corto que durará 3 años y medio. En este tiempo Dios probará el corazón de su pueblo y destruirá a todos aquellos que no creyeron en el unigénito Hijo de Dios. Juan 3:18.

La forma de pensar del pueblo cristiano moderno dista mucho de los primeros cristianos; para ellos, la tribulación era algo cotidiano, y lo consideraban un privilegio, Filipenses 1:29. Muchos fueron perseguidos y asesinados; sin embargo, soportaron hasta el fin de sus vidas. Ahora las cosas son muy diferentes; el cristiano se enfoca en disfrutar de la vida, con la esperanza de que cualquier día serán raptados. Rechazan el privilegio de padecer por Cristo y ser perfeccionados, porque les falta conocimiento.

Lamentablemente, los nuevos creyentes no quieren saber nada que diga que debemos pasar por necesidades, y mucho menos que seremos perseguidos y atribulados. No los culpo; ellos así han sido enseñados. Sin embargo, aquellos que ofrecen un evangelio barato, lleno de comodidades económicas y salud, no podrán permanecer en pie en el día de la angustia.

Ahora bien, si lo que te digo es falso y eres raptado antes de que la “Gran Tribulación” llegue, me verás desde los cielos, y podrás decir: Ese loco estaba equivocado. Pero si la Gran Tribulación llega antes de que seas raptado y comienzas a ver todas las cosas que te describo en este estudio, porque están escritas en la Biblia, recuerda… te lo advertí con tiempo.

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MIGUEL CASTRO
MIGUEL CASTRO
1 año atrás
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YO JAMAS HE CREIDO QUE LAIGLESIA PASARA POR LA GRAN TRIBULACION

Naob Cruz
Naob Cruz
2 años atrás

Tengo duda en algo. Los 144,000 mil sellados que se salvan en la gran tribulacion y los que Juan vio debajo del altar que pedian que el senor juzgara su sangre. Y los decapitados. Son tres grupos diferentes? y en que se diferencia cada grupo.

Briana Rosario
Briana Rosario
3 años atrás

Ustedes ya entiende que todos vamos a pasar por la Gran Tribulacion

Juvencio Inga Aquino
Juvencio Inga Aquino
4 años atrás

Creemos que lo dicho en este articulo se ajusta a la verdad de la palabra d Dios; mas no es criterio de algunas personas Dios bendiga esta pagina en donde se destaca y se dice la Palabra de Dios Palabra de Verdad

JAIME ALLENDES
JAIME ALLENDES
4 años atrás

QUITARA EL ESPIRITU DE NOSOTROS ? SALMOS 51 NO QUITES DE MI TU SANTO ESPIRITU. LOS PENSAMIENTOS DE LOS HOMBRES SERAN COMO EN LOS DIAS DE NOHE,NO CONTENDERA MI ESPIRITU CON EL HOMBRE,PORQUE SON CARNE.

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